Guía
de Práctica Clínica:
1.
Investiga sobre la epidemiología de la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa,
incidencia y prevalencia.
1.1.
Reporta en un cuadro las estadísticas actualizadas
Incidencia/ prevalencia
anorexia
|
Incidencia/prevalencia
bulimia
|
|
Mundiales
|
Incidencia
de 8.3 por 100,000 habitantes
|
11.5 a
13 por 100,000 habitantes
|
Latinoamérica
(Colombia)
|
800,000
casos tan solo en Medellín se encuentran el 17.7% de las jóvenes con anorexia
y bulimia y otros desordenes
|
|
México
|
Incidencia
no reportada y prevalencia de 1.8% en mujeres y 0.8% en hombres
|
|
USA
|
Prevalencia de 0.9%
|
Prevalencia
de 1.5% en mujeres y .5% en hombres
|
Yucatán
|
Este
año 13 casos reportados entre anorexia y bulimia hubo un a mejora ya que el
año pasado fue de 22 casos
|
|
Mérida
|
Sin
datos encontrados
|
2. Perspectiva psicológica de trastornos nutricionales. Un enfoque diferente. Responde y describe lo siguiente
2.1.
¿Para qué estudiar de una Guía de Práctica Clínica como una Metodología?
La guía de practica clínica
son recomendaciones para ser aplicadas en la práctica, por lo que cada quien
debería basarse en su propio juicio clínico y usarse como una referencia, así
como en las necesidades específicas y las preferencias de cada paciente, los
recursos disponibles al momento de la atención y la normatividad establecida
por cada institución.
Y la deberíamos de estudiar
como una metodología porque es una guía con validación
2.2.
Revisión de la clasificación del catálogo maestro IMSS-046-08
2.3.
Usuarios Potenciales
Médico Familiar, Médico
Internista, Médico Endocrinólogo, Médico Pediatra, Medicina Física y
Rehabilitación, Especialista en Nutrición y Dietética, Médico Nutriólogo
Clínico, Nutricionista-Dietista, Psicología, Enfermería, Trabajo Social
2.4.
Población blanca
Hombres y mujeres 18 años con
sobrepeso, obesidad o riesgo de obesidad
2.5.
¿Cuáles son las intervenciones y actividades que deberíamos poder realizar al
terminar el curso?
·
Asistir al medico de primer nivel, en la toma
de decisiones para la evaluación, el diagnóstico, tratamiento y prevención del
paciente adulto, de peso normal, sobrepeso y obesidad. Así como para referir al
paciente al segundo nivel de atención
·
Prevenir mortalidad prematura y morbilidad
crónica asociada con sobrepeso y obesidad
·
Promover cambios en el estilo de vida
·
Proporcionar recomendaciones razonadas y
sustentadas basadas en la mejor evidencia científica sobre el tratamiento no farmacológico
y farmacológico en pacientes con sobrepeso y obesidad, así como su seguimiento
y vigilancia.
2.6.
¿Cuál se espera que sea el impacto en la salud?
Se espera un impacto positivo
al poner en practica esta guía se mejorará la calidad de la atención medica
habrá prevención de mortalidad prematura por sobrepeso y obesidad
2.7.
Porque en la GPC sobre trastornos alimentarios se considera la participación
del área dental como valiosa
Los Trastornos de la Conducta
Alimentaria (TCA), tales como la anorexia y la bulimia nerviosa de tipo
purgativo compulsivo, se caracterizan por la autoinducción del vómito. Al
presentarse esta conducta de manera periódica por un lapso de tiempo aproximado
de dos años, los tejidos dentales se verán afectados. Dentro de sus principales
manifestaciones destacan: erosión dental, caries, alteraciones en mucosa y
parodonto. Aunque éstas no ponen en riesgo la vida, de no diagnosticarse y
tratarse oportunamente, serán irreversibles.
3.
Preguntas por contestar, en tu cuaderno, a mano, y subir al blog:
Anorexia
Nerviosa y Bulimia Nerviosa
• ¿Cuáles son los factores de
riesgo para padecer anorexia nerviosa?
• ¿Cuáles son los factores de
riesgo para padecer bulimia nerviosa?
• ¿Cuáles son las acciones
específicas para la prevención de la anorexia?
• ¿Cuáles son las acciones
específicas para la prevención de la bulimia nerviosa?
• ¿Cuáles son los signos y los
síntomas con los que se establece el diagnóstico de bulimia nerviosa?
• ¿Qué método de tamizaje se
puede aplicar como apoyo para la detección de conductas alimentarias alteradas
que pueden
derivar en el futuro en el
diagnóstico de la bulimia nerviosa?
• ¿Qué estudios de laboratorio
y gabinete son de ayuda para evaluar al paciente con bulimia?
• ¿Cuándo referir al paciente
con anorexia nerviosa a segundo nivel de atención?
• ¿Cuándo referir al paciente
con bulimia nerviosa al segundo nivel de atención?
4. investigación sobre 2 páginas no científicas que se refieran a
temas relacionados con el control de peso,la anorexia y la bulimia (1 de cada
una).
Realiza una revisión y elabora
un resumen de los siguientes padecimientos:
Control
de peso
El sobrepeso y la obesidad son
un problema cada vez más importante en los países desarrollados. Se considera
que una persona tiene sobrepeso u obesidad si pesa más de lo que se considera
saludable para su altura.
La mayoría de los casos de
obesidad ocurren por ingerir más calorías de las que se gastan. Las calorías
son la energía que los alimentos nos aportan. La actividad consume calorías.
Una comida equilibrada le da al organismo la energía y los nutrientes que
necesita. Si uno ingiere más calorías de las que su cuerpo necesita, aumenta de
peso. Para perder peso, es necesario ingerir menos calorías y llevar una vida
más activa.
Mantener un peso saludable es
muy importante. Si usted está demasiado delgado, tiene sobrepeso u obesidad,
puede tener más riesgos de ciertos problemas de salud.
Alcanzar un peso saludable
puede ayudarlo a controlar el colesterol, la presión arterial y el azúcar en la
sangre. También puede ayudarlo a prevenir enfermedades relacionadas con el
peso, tales como las enfermedades cardiacas, la diabetes, la artritis y algunos
cánceres.
Comer demasiado o no hacer
suficiente actividad física le hará subir de peso. Para mantener su peso, las
calorías que ingiere deben equivaler a la energía que consuma. Para bajar de peso,
deberá ingerir menos calorías que aquellas que consume.
Una estrategia para controlar
el peso puede incluir:
·
Elegir alimentos bajos en grasas y en calorías
·
Comer porciones más pequeñas
·
Beber agua en lugar de bebidas azucaradas
·
Ser físicamente activo
·
Consumir calorías extras siguiendo una dieta
sana puede ayudarlo a subir de peso si lo necesita.
La
reducción de peso debe ser lenta y gradual. No
pretenda rebajar 10 kilogramos semanales, porque las pérdidas severas o
drásticas son contraproducentes: Su organismo se siente engañado e intente
recuperar el peso anormalmente perdido, reduciendo su propio gasto metabólico
diario, por lo que una mínima cantidad de comida se convierte en ahorro con lo
que se recupera muy prontamente el excesivo peso perdido. Se aconseja rebajar
entre medio a un kilo semanales en líneas generales, en obesidades leves a
moderadas (esto de logra reduciendo aprox.500 calorías diariamente).
Su médico debe proponerle las
metas a conseguir: actualmente lo hacemos en términos de porcentaje, es decir
sugerimos que la primera reducción se haga en un 5 al 10% del peso en exceso.
·
Iniciando un tratamiento exitoso
La reducción de peso debe ser
lenta y gradual. No pretenda rebajar 10 kilogramos semanales, porque las
pérdidas severas o drásticas son contraproducentes.
·
Guía
para elegir los alimentos
Una de las causas del fracaso
y deserción en el manejo de los problemas de sobrepeso u obesidad es no tener
claro en que consiste el manejo alimentario.
·
Modificaciones en el estilo de vida
Usted puede ayudar a controlar
el sobrepeso o la obesidad mediante una dieta más saludable, un hábito de
ejercicios regular y si es necesaria, la utilización de medicamentos o
cirugías.
·
Pautas
para diseñar un plan de actividad física
Toda actividad física supone
un gasto extra de energía, está comprobado que la suma de pequeños cambios en
la actividad física diaria, realizados en forma crónica son benéficos.
·
Aprenda a controlar su peso
Los pasos para el descenso y
mantenimiento del peso deben ser lentos pero seguros; los programas de
adelgazamiento rápido con dietas de muy bajas calorías pueden ser riesgosos
para la salud.
·
Lo que
viene de hoy en adelante
Los factores a modificar en
forma diaria y permanente son el ingreso de alimentos y la actividad física.
APOYO
NUTRICIONAL
Este es un pacto que
compromete por igual a usted, a su familia, a sus amigos, a su entorno, que
deben colaborarle y a su médico o a su equipo médico tratante. El paciente
precisa elaboración: Es bien difícil que se puedan seguir las indicaciones
fundamentales para reducir de peso: Cambio en los hábitos de vida, cambio en
los hábitos de alimentación si no se cuanta con el debido apoyo familiar. En
los niños esto es imprescindible, nunca se deben dar instrucciones sobre plan
dietario a un niño; hay que hacerlo y así indicarlo a los padres.
El plan debe ser confeccionado
por la nutricionista – dietista. En todo caso siempre el médico tratante
indicará: Cantidad total de calorías al día, criterio de porcentaje de los tres
principios nutricionales*, distribución horaria, características según el
estado metabólico (p.ej. baja en grasas saturadas si hay elevación del
colesterol y los triglicéridos, baja en purinas si el ácido úrico esta alto,
hipoglúcida si hay elevación de las cifras de glucosa en sangre, etc.)
Trate de establecer un horario
preciso para sus comidas, planificando con anticipación lo que va a preparar
(si está en casa) y a comer. Esto último es importante también. Si va a un
restaurante (procure con anticipación saber el tipo de comida que sirven allí y
pida que le pongan las salsas por separado). Coma masticando despacio sus
alimentos y sin influencias extrañas como leer o ver televisión al mismo tiempo.
Ingiera agua (uno a dos litros al día). El
agua no adelgaza, pero produce sensación de plenitud y bebida a sorbos pequeños
facilita los procesos digestivos. Hemos dicho agua y nunca bebidas gaseosas
dulces.
Se precisa también paciencia, comprensión,
habilidad para explicar el plan a seguir y resolver interrogantes, se precisa
tiempo. Por eso ningún tratamiento honesto de obesidad se puede hacer
correctamente siguiendo los planes modernos de seguridad social (tipo ley 100)
que limitan el tiempo de consulta a 480 segundos…y por parte del paciente, es
necesario que con toda seguridad exponga al médico sus dudas, sus problemas,
sus expectativas.
ANOREXIA
Y BULIMIA
En la actualidad se está
hablando mucho de los trastornos de la conducta alimentaria, quizá debido a la
excesiva importancia que damos a la imagen, el culto al cuerpo, la influencia
de la moda y que hoy en día el canon de belleza femenina es la delgadez (algo
por otro parte totalmente injustificado), y de alguna manera todo esto parece
explicar este incremento.
Los criterios internacionales
de diagnóstico de Anorexia Nerviosa son los siguientes:
a) Rechazo a mantener el peso
corporal igual o por encima del valor mínimo normal considerando la edad y
talla (por ej. pérdida de peso que da lugar a un peso inferior al 85% del
esperable o fracaso en conseguir el aumento de peso normal durante el período
de crecimiento).
b) Miedo intenso a ganar peso
o a convertirse en obesa, incluso estando por debajo del peso normal.
c) Alteración de la percepción
del peso o la silueta corporal (alteración del esquema corporal), exageración
de su importancia en la autoevaluación o negación del peligro que comporta el
bajo peso corporal.
d) En las mujeres postpuberales, presencia de
amenorrea, por ejemplo, ausencia de al menos tres ciclos menstruales
consecutivos (se considera la presencia de amenorrea cuando una mujer presenta
ciclos menstruales únicamente inducidos por tratamiento hormonal).
Subtipos: Tipo Restrictivo: durante el
episodio de anorexia nerviosa, el individuo NO recurre regularmente a atracones
(rápida e intensa ingesta de alimentos) o a conductas purgativas (por ej.
provocación del vómito o uso excesivo de laxantes, diuréticos, anorexígenos o
exceso de actividad física).
Tipo Purgativo-compulsivo:
durante el episodio de anorexia nerviosa el individuo recurre regularmente a
atracones o a conductas de tipo purgativas.
2. Síntomas físicos
La desnutrición puede provocar
los siguientes síntomas físicos:
• Hipotermia: bajada de la
temperatura corporal, suelen ser personas que tienen mucho frío y que van con
un exceso de ropa para la temperatura real que existe, ya que tienen un
descenso en la temperatura corporal, debido a la restricción alimentaria.
• Bradicardia: hay un
enlentecimiento del ritmo cardiaco.
• Hipotensión: la tensión
arterial en estos enfermos es baja, y se pueden producir vértigos y
desvanecimientos.
• Anemia: es la disminución de
la concentración de hemoglobina en la sangre; esto produce cansancio y
alteraciones menstruales.
• Osteoporosis: es una
disminución de la masa ósea ocasionando una mayor susceptibilidad para las
fracturas.
• Amenorrea: ausencia de la
menstruación durante un periodo de tiempo prolongado.
• Caída del cabello.
• Lanugo: es un vello (similar
al de los recién nacidos) que sale por todo el cuerpo, (cara, brazos,
piernas...).
• Sequedad de piel.
• Uñas rotas.
• Estreñimiento: la evacuación
intestinal es muy infrecuente o existe una dificultad para la expulsión de las
heces.
Alteraciones psicológicas
Principales alteraciones
psicológicas:
• Pensamientos obsesivos sobre
el cuerpo, peso, comida, gordura.
• Trastornos en la memoria,
concentración y atención.
• Percepción exagerada del
tamaño del propio cuerpo.
• Tendencia al perfeccionismo.
• Gran autodisciplina,
rigidez.
• Baja autoestima.
• Irritabilidad. Cambios
bruscos del estado de ánimo.
• Aislamiento familiar y
social.
• Estado de ánimo depresivo.
• Ansiedad con la comida,
ropa...
Las personas que padecen este
problema están en todo momento pendientes de su cuerpo (peso, barriga, piernas,
“cartucheras” …), y están continuamente pesándose para ver si han engordado.
La comida siempre la tienen controlada, creen
saber qué engorda más y qué lo hace menos, cuántas calorías tienen los
distintos alimentos y se suelen empezar a poner nerviosas cuando llega la hora
de la comida.
También suelen verse más
gordas de lo que están, aunque hay excepciones, ya que hay personas que sufren
este problema y se ven delgadas, pero aún quieren estarlo más o se niegan a
recuperar un peso saludable.
Suelen ser personas muy
perfeccionistas, quieren hacerlo todo bien y se esfuerzan en exceso para que
así sea, de ahí la gran fuerza de voluntad que le ponen para seguir una dieta,
porque tienen una gran autodisciplina y suelen ser muy rígidas en su vida
diaria.
Al mismo tiempo, tienen una
baja autoestima, no se valoran, no se quieren a sí mismas, no se aceptan.
Valoran todos los aspectos de la vida en la dicotomía “todo o nada”.
Existe una gran irritabilidad
y cambios bruscos de humor, bien sea por su baja autoestima o por no haber
podido conseguir la meta que se había puesto con respecto a la comida, o
también por no tener una buena alimentación, ya que la inanición también
provoca irritabilidad.
Es frecuente el aislamiento
familiar y social, muchas veces, para que la gente no se dé cuenta del problema
que tienen, ya que el hecho de tener que salir con amigos quizás implique ir a
cenar o comer algo. También se suelen aislar porque no se encuentran bien
consigo mismas y están deprimidas.
Todo lo relacionado con la
comida, la imagen, el peso, la ropa, les genera una gran ansiedad.
BULIMIA NERVIOSA
Los criterios internacionales
de diagnóstico de Bulimia Nerviosa son
los siguientes:
a) Presencia
de atracones recurrentes.
Definiremos un atracón por las siguientes
características:
1. Ingesta de gran cantidad de alimento en un
espacio corto de tiempo, o sea, cantidades superiores a la de la mayoría de las
personas en el mismo tiempo.
2. Pérdida de control sobre la ingesta del
alimento, sensación de no poder parar de comer.
b) Conductas compensatorias inapropiadas,
repetidas, con el fin de no ganar peso, por ejemplo: provocación del vómito,
uso de diuréticos, laxantes, enemas, ayuno o ejercicio excesivo.
c) Los atracones y las conductas
compensatorias son producidas no menos de dos veces a la semana durante un
período de tres meses.
d) La autoevaluación está sumamente influida y
determinada por el peso y la silueta corporal. e) La alteración no aparece
exclusivamente en el transcurso de la anorexia nerviosa.
Subtipos: Tipo Purgativo: durante el episodio
de bulimia nerviosa el individuo se provoca regularmente el vómito o usa
laxantes y diuréticos
Tipo no Purgativo: durante el
episodio la persona emplea otras conductas compensatorias inapropiadas, como el
ejercicio intenso, el ayuno, etc.
2. Síntomas físicos Los
principales síntomas físicos son:
• Taquicardias: Aceleración del ritmo
cardiaco.
• Dolor de garganta, éste suele ser debido a
los vómitos autoprovocados.
• Alteraciones menstruales: Algún mes le viene
la menstruación y otros no o están manchando durante todo el ciclo o les viene
la menstruación, pero sólo manchan un día.
• Caries dentales, son debidas
a los vómitos autoprovocados.
• Trastornos
gastrointestinales, debido a los atracones, a los vómitos, a la toma de
laxantes o diuréticos. Suelen tener muchos problemas digestivos.
• Alteraciones metabólicas:
deshidratación, edemas, bajadas de potasio (que causan alteraciones en el ritmo
cardiaco, calambres y entumecimiento de extremidades).
. Alteraciones psicológicas
Las personas que sufren BN suelen tener una gran impulsividad y un bajo
autocontrol, lo que los lleva a no poder controlar muchas situaciones, y en
especial a no poder dejar de darse atracones. Esto los lleva también a meterse
en situaciones peligrosas o a entrar en discusión con gran facilidad, teniendo
unos grandes cambios de humor.
Tienen una baja autoestima, no
se valoran a sí mismas y no se aceptan tal como son. Estos factores contribuyen
a la aparición de síntomas depresivos, muy frecuentes en personas con BN.
También la BN se asocia
frecuentemente a abuso de drogas, alcohol, cleptomanía y ludopatía. El factor
psicológico fundamental en la bulimia es la ansiedad. Una ansiedad que genera
el ponerse frente a la comida, el peso, las conductas purgativas.
La baja autoestima es un
factor bastante característico. Son personas muy necesitadas de aprobación
externa, hacen lo que se espera de ellas, y al estar tan pendientes de lo que
se espera de ellas, no saben muy bien lo que ellas necesitan o sienten, de ahí
su dificultad en detectar sus sentimientos y sensaciones corporales.
La marcada tendencia al perfeccionismo y al
autocontrol es otro de los factores individuales y personales que facilitan la
aparición del trastorno, sobre todo en la anorexia nerviosa. En la bulimia
suele existir una mayor impulsividad, fragilidad y búsqueda de emociones junto
a una menor disciplina y autocontrol.
El miedo a la madurez y a ser autónomos junto
a la dificultad para asumir responsabilidades, son otros factores que
predisponen a sufrir la enfermedad.
• Familiares No hay acuerdo
entre los autores en aceptar una tipología familiar determinada, pero hay una
serie de características familiares que pueden contribuir a desarrollar un
trastorno alimentario:
1. Malos hábitos alimentarios, tanto por
exceso (comidas rápidas, comidas ricas en grasas, que puedan conducir a un
sobrepeso con la posterior necesidad de perderlo lo antes posible), como por
defecto (frecuentes dietas en la familia, por estética).
2. Preocupación excesiva de los padres por la
figura, las dietas bajas en calorías y la imagen. Muchas veces existe por parte
de los padres una preocupación excesiva por estos temas, y esto lo transmiten
diariamente a sus hijos, repitiendo estos comportamientos posteriormente.
3. Antecedentes familiares de trastornos
alimentarios, de trastornos afectivos, de abuso de alcohol y drogas.
Podría existir una transmisión
educativa dentro de la familia y algún patrón biológico común en los
familiares.
4. Sobreprotección. Se sabe que una excesiva
protección hacia los hijos hace que aumenten las dificultades en éstos para
resolver problemas o tomar decisiones por sí solos, por lo que cuando llega la
etapa adolescente, esto les hace tener una mayor vulnerabilidad.
5. Distanciamiento entre padres-hijos. Una
postura de distanciamiento de los padres repercutiría negativamente en los
hijos, al sufrir una falta de afecto y seguridad. En general, se observan
modelos familiares disfuncionales
Socioculturales Ideales de
delgadez y prejuicios contra la obesidad. Nadie duda, que en el aumento
vertiginoso de estos trastornos están implicados aspectos sociales, como la
presión continua y creciente por la delgadez, el culto a la imagen y la falta
de comidas familiares, debido al ritmo de vida actual.
Son trastornos que se dan
fundamentalmente en la cultura occidental, en la sociedad del estado de
bienestar, en una sociedad consumista y competitiva, donde la comida se da en
abundancia, pero paradójicamente el éxito social va asociado a una imagen de
delgadez.
A todo esto, se une el “bombardeo
publicitario” al que estamos asistiendo, en el que las imágenes
cinematográficas, las fotografías de las revistas de moda, reportajes y
anuncios publicitarios, nos muestran una multitud de factores a favor de la
pérdida de peso.
Ciertas profesiones y deportes también
favorecen la aparición de estos trastornos: modelos, gimnastas. Son grupos de
riesgo, que tienen un gran control sobre su peso.
La negación de la enfermedad
por parte de las personas que lo sufren mantiene este problema, ya que no
suelen seguir las recomendaciones de los profesionales, si es que consienten
que les atienda alguno.
La desnutrición en la AN
provoca unos cambios biológicos (en el eje hipotalámico-hipofisario y problemas
digestivos) y psicológicos (mayor obsesividad y compulsividad, déficit en la
concentración, labilidad emocional) que mantienen el problema. El hecho de
hacer dietas muy estrictas aumenta el riesgo de que aparezcan atracones, ya que
el mantener una restricción alimentaria tan estricta aumenta el deseo por
consumir esos alimentos prohibidos
Negar la enfermedad: negar que
nuestro familiar tiene una enfermedad, pensar que son cosas de la edad y ya se
le pasará, sólo hará que se retrase la petición de ayuda profesional, y
permitirá a la persona afectada reforzar su idea de no necesitar ayuda
5.BASADO EN DSM IV.
5.1
anorexia nerviosa.
Trastornos de la conducta alimentaria
Las características esenciales
de la anorexia nerviosa consisten en el rechazo a mantener un peso corporal
mínimo normal, en un miedo intenso a ganar peso y en una alteración
significativa de la percepción de la forma o tamaño del cuerpo. Además, las
mujeres afectas de este trastorno, aunque hayan pasado la menarquia, sufren
amenorrea.
La persona con este trastorno
mantiene un peso corporal por debajo del nivel normal mínimo para su edad y su
talla Si la anorexia nerviosa se inicia en la niñez o en las primeras etapas de
la adolescencia, en lugar de pérdida puede haber falta de aumento de peso (p.
ej., mientras que el sujeto crece en altura).
·
El
Criterio A proporciona una guía para determinar cuándo el individuo
alcanza el valor umbral para ser considerado de peso inferior. Esto significa
que el peso de la persona es inferior al 85 % del peso considerado normal para
su edad y su talla
Existe otra guía adicional
algo más estricta (usada en los Criterios de Investigación de la CIE-10), en la
que se especifica que el individuo debe tener un índice de masa corporal (IMC)
igual o inferior a 17,5 kg/m2. (El IMC se calcula en metros cuadrados,
dividiendo el peso en kilogramos por la altura.) Estos valores límite son sólo
una ayuda para el clínico, ya que parece poco razonable especificar un estándar
único para el peso mínimo normal de todos los individuos de una edad y talla
determinadas. Para determinar el peso mínimo normal de un individuo, el clínico
debe considerar también su constitución física y su historia de peso previa.
Generalmente, la pérdida de peso se consigue mediante una disminución de la
ingesta total. A pesar de que los individuos empiezan por excluir de su dieta
todos los alimentos con alto contenido calórico, la mayoría de ellos acaban con
una dieta muy restringida, limitada a unos pocos alimentos.
Existen otras formas de perder
peso como la utilización de purgas (p. ej., vómitos provocados y uso inadecuado
de laxantes y diuréticos) o el ejercicio excesivo.
Las personas con este
trastorno tienen un miedo intenso a ganar peso o a convertirse en obesas
(Criterio B). Este miedo generalmente no desaparece, aunque el
individuo pierda peso y, de hecho, va aumentando, aunque el peso vaya
disminuyendo. Existe una alteración de la percepción del peso y de la silueta corporales
(Criterio C). Algunas personas
se encuentran «obesas», mientras que otras se dan cuenta de que están delgadas,
pero continúan estando preocupadas porque algunas partes de su cuerpo
(especialmente el abdomen, las nalgas y los muslos) les parecen demasiado
gordas. Pueden emplear una amplia variedad de técnicas para estimar el tamaño y
el peso de su cuerpo, como son el pesarse constantemente en una báscula, la
medida de las diferentes partes del cuerpo de manera obsesiva o el mirarse
repetidamente al espejo para observar las zonas consideradas «obesas». El nivel
de autoestima de las personas que sufren este trastorno depende en gran medida
de la forma y el peso del cuerpo. Consideran un logro perder peso y un signo de
extraordinaria autodisciplina; en cambio, ven el aumento de peso como un
fracaso inaceptable de su autocontrol. Algunas personas son conscientes de su
delgadez, pero niegan que ésta pueda tener implicaciones clínicas graves. En
niñas que ya hayan tenido la primera regla la amenorrea (debida a niveles
anormalmente bajos de estrógenos por disminución de la secreción hipofisaria de
las hormonas foliculostimulantes [FSH] y luteinizante [LH]) es indicadora de
una disfución fisiológica
(Criterio
D).
La amenorrea es consecuencia generalmente de la pérdida de peso, pero en una
minoría de casos la precede. En las niñas prepuberales la anorexia nerviosa
puede retrasar la aparición de la menarquia.
Subtipos
Pueden usarse los siguientes
subtipos para especificar la presencia o la ausencia de atracones o purgas
durante los episodios de anorexia nerviosa:
Tipo
restrictivo. Este subtipo describe cuadros clínicos en los
que la pérdida de peso se consigue haciendo dieta, ayunando o realizando
ejercicio intenso. Durante los episodios de anorexia nerviosa, estos individuos
no recurren a atracones ni a purgas.
Tipo
compulsivo/purgativo. Este subtipo se utiliza cuando el individuo
recurre regularmente a atracones o purgas (o ambos). La mayoría de los
individuos que pasan por los episodios de atracones también recurren a purgas,
provocándose el vómito o utilizando diuréticos, laxantes o enemas de una manera
excesiva. Existen algunos casos incluidos en este subtipo que no presentan
atracones, pero que suelen recurrir a purgas, incluso después de ingerir
pequeñas cantidades de comida. Parece ser que la mayoría de las personas
pertenecientes a este subtipo recurren a conductas de esta clase al menos
semanalmente, pero no hay suficiente información para poder determinar una
frecuencia mínima
Síntomas
y trastornos asociados
Características
descriptivas y trastornos mentales asociados.
Cuando los individuos con este
trastorno sufren una considerable pérdida de peso, pueden presentar:
·
síntomas del tipo de estado de ánimo deprimido
·
retraimiento social
·
Irritabilidad
·
insomnio
·
pérdida de interés por el sexo.
·
Estas personas pueden presentar cuadros
clínicos que cumplen los criterios para el trastorno depresivo mayor.
Hallazgos
de laboratorio.
Si bien en algunas personas
con anorexia nerviosa no hay hallazgos de laboratorio anormales, la
semiinanición característica de este trastorno puede afectar la mayoría de los
órganos y producir una gran variedad de alteraciones. Asimismo, la provocación
del vómito, la ingesta excesiva de laxantes y diuréticos y el uso de enemas
pueden provocar trastornos que conducen a resultados de laboratorio anormales.
·
Hemograma: Es frecuente la aparición de
leucopenia y de anemia leve; rara vez se observa trombocitopenia.
·
Bioquímica: La deshidratación puede reflejarse
en niveles altos de urea en la sangre. Existe muy a menudo hipercolesterolemia;
las pruebas de la función hepática están aumentadas. Ocasionalmente se ha
detectado hipomagnesemia, hipocincemia, hipofosfatemia e hiperamilasemia. Los
vómitos autoinducidos pueden producir alcalosis metabólica (bicarbonato sérico
aumentado), hi- pocloremia e hipopotasemia, y el abuso de laxantes, acidosis
metabólica.
Las mujeres presentan niveles
séricos bajos de estrógenos y los varones niveles asimismo bajos de
testosterona. Se produce una regresión del eje hipotálamo-hipófiso-gonadal en
ambos sexos (el patrón de secreción circadiana de la hormona luteinizante [LH]
es similar al de los individuos prepuberales o puberales).
·
Electrocardiograma: Se observan bradicardia
sinusal y rara vez arritmias.
·
Electroencefalograma: Puede haber anormalidades
difusas (que reflejan una encefalopatía metabólica) como consecuencia de
alteraciones significativas de líquidos y electrólitos.
·
Estudio cerebral por técnicas de imagen:
Frecuentemente se observa un aumento del cociente ventrículo/cerebro
relacionado con la desnutrición.
·
Gasto específico en reposo: A menudo está
reducido de forma significativa.
Hallazgos
de la exploración física y enfermedades médicas asociadas.
Muchos de los signos y
síntomas físicos de la anorexia nerviosa son atribuibles a la inanición. Además
de amenorrea, puede haber estreñimiento, dolor abdominal, intolerancia al frío,
letargia y vitalidad excesiva.
El hallazgo más evidente de la
exploración física es la emaciación; también puede haber hipotensión,
hipotermia y sequedad de la piel. Algunos individuos presentan lanugo, un vello
fino en el tronco.
La mayoría de los individuos
tienen bradicardia. Algunos muestran edemas periféricos (especialmente al
recuperar el peso o al dejar de tomar laxantes y diuréticos). Excepcionalmente,
se observan petequias, en general en las extremidades, indicadoras de diátesis
hemorrágica. En algunas personas el color de la piel es amarillento (asociado a
hipercarotinemia) y puede haber hipertrofia de las glándulas salivales,
especialmente las glándulas parótidas. Las personas que se provocan el vómito
muestran a veces erosiones dentales, y algunas presentan cicatrices o callos en
el dorso de la mano como consecuencia del contacto con los dientes al inducirse
el vómito.
Síntomas dependientes de la
cultura, la edad y el sexo
La anorexia nerviosa raras
veces se inicia antes de la pubertad; sin embargo, algunos datos sugieren que
la gravedad de los trastornos mentales asociados puede ser mayor en los casos prepuberales.
En cambio, otros datos indican que cuando la enfermedad se inicia en la primera
adolescencia (entre 13 y 18 años) el pronóstico es mucho más favorable. Más del
90 % de los casos de anorexia nerviosa se observa en mujeres.
Prevalencia
Los estudios sobre prevalencia
realizados entre chicas adolescentes y jóvenes adultas han revelado un
porcentaje del 0,5-1 % para los cuadros clínicos que cumplen todos los
criterios diagnósticos de anorexia nerviosa. Es más frecuente encontrar a
individuos que no presentan el trastorno completo (p. ej., trastorno de la
conducta alimentaria no especificado). Existen pocos datos referentes a la
prevalencia de este trastorno en individuos varones. En los últimos años la
incidencia de esta enfermedad parece haber aumentado.
Curso
La edad promedio de inicio de
la anorexia nerviosa es 17 años, aunque algunos datos sugieren la existencia de
picos bimodales a los 14 y 18 años Patrón familiar Existe un riesgo mayor de
padecer este trastorno entre los parientes de primer grado. Se ha observado
asimismo que los familiares de primer grado presentan mayor riesgo de padecer
trastornos del estado de ánimo, especialmente los parientes de los enfermos del
tipo compulsivo/purgativo. Los estudios que se han realizado en gemelos han
revelado un mayor índice de concordancia en los gemelos Mono cigotos que en los
di cigotos.
Diagnóstico
diferencial
Es necesario considerar otras
causas posibles de pérdida de peso, sobre todo si hay características atípicas
(como el inicio de la enfermedad después de los 40 años). En las enfermedades
médicas (p. ej., enfermedad digestiva, tumores cerebrales, neoplasias ocultas y
síndrome de inmunodeficiencia adquirida) puede producirse una pérdida de peso
importante, pero las personas con estos trastornos generalmente no tienen una
imagen distorsionada del cuerpo ni un deseo de adelgazar más. El síndrome de la
arteria mesentérica superior (caracterizado por vómitos posprandiales
secundarios a obstrucción intermitente del vaciamiento gástrico) debe diferenciarse
de la anorexia nerviosa, aunque este síndrome aparece algunas veces en
individuos que presentan aquélla (debido a su emaciación). En el trastorno
depresivo mayor puede haber una pérdida de. peso importante, pero la mayoría de
los individuos con este trastorno no tienen deseo de adelgazar ni miedo a ganar
peso. En la esquizofrenia se observan patrones de alimentación bastante raros;
los enfermos adelgazan en ocasiones de forma significativa, pero rara vez temen
ganar peso ni presentan alteración de la imagen corporal (necesarias para
establecer el diagnóstico de anorexia nerviosa).
Algunas características de la
anorexia nerviosa forman parte de los criterios para la fobia social, el
trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno dismórfico
5.2.
Bulimia Nerviosa. Trastornos de la conducta alimentaria
Las características esenciales
de la bulimia nerviosa consisten en atracones y en métodos compensatorios
inapropiados para evitar la ganancia de peso. Además, la autoevaluación de los
individuos con esta enfermedad se encuentra excesivamente influida por la
silueta y el peso corporales. Para poder realizar el diagnóstico, los atracones
y las conductas compensatorias inapropiadas deben producirse al menos un
promedio de dos veces a la semana durante un período de 3 meses (Criterio C).
Se define atracón como el
consumo a lo largo de un período corto de tiempo de una cantidad de comida muy
superior a la que la mayoría de los individuos comerían (Criterio A1). El
clínico debe tener en cuenta el contexto en que se produce el atracón —lo que
se calificaría como consumo excesivo en una comida habitual puede considerarse
normal si se produce en una celebración o en un aniversario—. Un «período corto
de tiempo» significa aquí un período de tiempo limitado, generalmente inferior
a 2 horas. Los atracones no tienen por qué producirse en un solo lugar; por
ejemplo, un individuo puede empezar en un restaurante y continuar después en su
casa. No se considera atracón el ir «picando» pequeñas cantidades de comida a
lo largo del día. A pesar de que el tipo de comida que se consume en los
atracones puede ser variada, generalmente se trata de dulces y alimentos de
alto contenido calórico (como helados o pasteles). Sin embargo, los atracones
se caracterizan más por una cantidad anormal de comida ingerida que por un
ansia de comer un alimento determinado, como los hidratos de carbono. Los
individuos con bulimia nerviosa ingieren más calorías en un atracón que los
individuos sin bulimia.
Los atracones se acompañan
también de sensación de falta de control (Criterio A2). El individuo puede
estar en un estado de excitación cuando se atraca de comida, especialmente en
el inicio de la enfermedad. Algunos enfermos describen síntomas de naturaleza
disociativa durante o después de los atracones. A medida que la enfermedad
progresa, los atracones ya no se caracterizan por una sensación aguda de
pérdida de control, sino por conductas de alteración del control, como es la
dificultad para evitar los atracones o la dificultad para acabarlos. La
alteración del control asociada a los atracones no es absoluta; por ejemplo, un
individuo puede continuar comiendo, aunque suene el teléfono, pero parar
inmediatamente si alguien entra en la habitación. Las personas con bulimia
nerviosa ponen demasiado énfasis en el peso y la silueta corporales al auto
valorarse, y estos factores son los más importantes a la hora de determinar su
autoestima (Criterio D). Estos sujetos se parecen a los que padecen anorexia
nerviosa por el miedo a ganar peso, el deseo de adelgazar y el nivel de
insatisfacción respecto a su cuerpo. Sin embargo, no debe realizarse el
diagnóstico de bulimia nerviosa si la alteración aparece exclusivamente durante
los episodios de anorexia nerviosa (Criterio E).
Subtipos
Se pueden emplear los siguientes
subtipos para determinar la presencia o ausencia del uso regular de métodos de
purga con el fin de compensar la ingestión de alimento durante los atracones
·
Tipo
purgativo. Este subtipo describe cuadros clínicos en los que el
enfermo se ha provocado el vómito y ha hecho un mal uso de laxantes, diuréticos
y enemas durante el episodio.
·
Tipo
no purgativo. Este subtipo describe cuadros clínicos en los
que el enfermo ha empleado otras técnicas compensatorias inapropiadas, como
ayunar o practicar ejercicio intenso, pero no se ha provocado el vómito ni ha
hecho un mal uso de laxantes, diuréticos o enemas durante el episodio.
Síntomas
y trastornos asociados
Características
descriptivas y trastornos mentales asociados. Los individuos con
bulimia nerviosa se encuentran normalmente dentro del margen de peso
considerado normal, a pesar de que algunos presentan ligeras desviaciones por
encima o por debajo de la normalidad. El trastorno puede aparecer en individuos
con obesidad moderada y «mórbida». Algunos datos sugieren que, antes de
presentar el trastorno, los sujetos tienen más probabilidad de mostrar
sobrepeso que la gente sana. Entre atracón y atracón reducen la ingesta
calórica y escogen alimentos de bajo contenido calórico («dietéticos»), a la
vez que evitan los alimentos que engordan o que pueden desencadenar un atracón.
La frecuencia de síntomas
depresivos en las personas con bulimia nerviosa es alta (p. ej., baja
autoestima), al igual que los trastornos del estado de ánimo (especialmente el
trastorno distímico y el trastorno depresivo mayor). En muchos individuos la
alteración del estado se inicia al mismo tiempo que la bulimia nerviosa o
durante su curso y los sujetos manifiestan a menudo que el trastorno del estado
de ánimo es debido a la bulimia nerviosa. Sin embargo, en ocasiones el
trastorno del estado de ánimo precede a la bulimia nerviosa. Hay asimismo una
incidencia elevada de síntomas de ansiedad (p. ej., miedo a las situaciones
sociales) o de trastornos de ansiedad.
Todos estos síntomas de ansiedad
y depresión desaparecen cuando se trata la bulimia nerviosa. Se ha observado
dependencia y abuso de sustancias (alcohol y estimulantes) en aproximadamente
un tercio de los sujetos. El consumo de sustancias estimulantes suele empezar
en un intento por controlar el apetito y el peso. Probablemente entre un tercio
y la mitad de los individuos con bulimia nerviosa tienen rasgos de la
personalidad que cumplen los criterios diagnósticos para uno o más trastornos
de la personalidad (la mayoría de las veces trastorno límite de la
personalidad).
Hallazgos
de la exploración física y enfermedades médicas asociadas.
Los vómitos recurrentes pueden
dar lugar a una pérdida significativa y permanente del esmalte dental,
especialmente de la superficie posterior de los incisivos. Estos dientes pueden
resquebrajarse y parecer rotos o carcomidos; puede haber asimismo muchas
cavidades en la superficie de los dientes. En algunos individuos las glándulas
salivales, sobre todo la glándula parótida, se encuentran aumentadas de tamaño.
Los enfermos que se inducen el vómito estimulando el reflejo pueden presentar
callos o cicatrices en la superficie dorsal de la mano (debido a los
traumatismos provocados por la dentadura).
Síntomas
dependientes de la cultura, la edad y el sexo
La bulimia nerviosa afecta a
los individuos de la mayoría de los países industrializados, entre los que se
incluyen Estados Unidos, Canadá, Europa, Australia, Japón, Nueva Zelanda y
Sudáfrica. Se dispone de muy poca información sobre la prevalencia de este trastorno
en otras culturas. En estudios clínicos realizados en Estados Unidos se ha
observado que las personas con este trastorno son mayoritariamente de raza
blanca, aunque el trastorno también puede afectar a otros grupos étnicos. Por
lo menos un 90 % de las personas que padecen bulimia nerviosa (personas
hospitalizadas y población general) son mujeres. Algunos datos sugieren que en
los varones con bulimia nerviosa hay una prevalencia más alta de obesidad
premórbida que en las mujeres.
Prevalencia
La prevalencia de la bulimia
nerviosa entre las adolescentes y jóvenes adultas es aproximadamente del 1-3 %.
Entre los varones la prevalencia es diez veces menor.
Curso
La bulimia nerviosa se inicia
generalmente al final de la adolescencia o al principio de la vida adulta. Los
atracones suelen empezar después o durante un período de régimen dietético. El
curso puede ser crónico o intermitente, con períodos de remisión que se
alternan con atracones. Se desconoce la evolución a largo plazo.
Patrón
familiar
Varios estudios han sugerido
una mayor frecuencia de trastornos del estado de ánimo y de dependencia y abuso
de sustancias en los familiares de primer grado. Puede existir una tendencia
familiar a la obesidad, pero falta confirmación de este hecho.
Diagnóstico
diferencial
A los individuos con atracones
que aparecen exclusivamente en el transcurso de la anorexia nerviosa se les
diagnostica anorexia nerviosa, tipo compulsivo/purgativo, y no debe
establecer-se el diagnóstico adicional de bulimia nerviosa. El juicio clínico
decidirá si el diagnóstico más correcto para una persona con episodios de
atracones y purgas posteriores, que no cumplen los criterios para anorexia
nerviosa, tipo compulsivo/purgativo (p. ej., cuando el peso es normal o las
menstruaciones son regulares), es anorexia nerviosa, tipo compulsivo/purgativo
en remisión parcial o bulimia nerviosa.
En algunas enfermedades
neurológicas y médicas (como el síndrome de Kleine-Levin) se ha observado una
conducta alimentaria alterada, pero no una preocupación excesiva por el peso y
la silueta corporales (rasgo psicológico característico de la bulimia
nerviosa). El comer en exceso es frecuente en el trastorno depresivo mayor, con
síntomas atípicos, pero estos sujetos no recurren a medidas compensatorias ni
muestran preocupación excesiva por el peso y la silueta corporales. Si se
cumplen los criterios para ambos trastornos, deben establecerse los dos
diagnósticos. Los atracones están incluidos entre las conductas impulsivas que
forman parte de la definición del trastorno límite de la personalidad, de modo
que, si se cumplen los criterios para ambos trastornos, también se establecerán
los dos diagnósticos.
5.3.
Trastornos por atracones.
El trastorno por atracón se
caracteriza por la aparición de episodios de ingesta compulsiva (atracones) que
se definen por dos características esenciales, la ingesta en poco tiempo de una
cantidad de comida excesiva y la pérdida de control sobre esa ingesta. También
existe malestar respecto a los atracones y ausencia de conductas compensatorias
(que son características de la bulimia nerviosa). El trastorno por atracón está
asociado con obesidad y con una elevada comorbilidad psiquiátrica y médica
El trastorno por atracón
supone uno de los nuevos trastornos del DSM-5, ya que aparece por primera vez
con entidad propia en esta nueva edición del DSM (APA, 2013) (en la edición en
español se ha traducido como trastorno de atracones). Se clasifica en el
capítulo de Trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos.
Criterios
para el trastorno por atracones
A. La ocurrencia de episodios
recurrentes de atracones. Un episodio de atracón se caracteriza por los dos
hechos siguientes:
1. Ingestión, en un período determinado
(p.ej., de un período cualquiera de dos horas), de una cantidad de alimentos
que es claramente superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un
periodo similar en circunstancias parecidas
2. Sensación de falta de
control sobre lo que se ingiere durante el episodio (p.ej., sensación de que no
se puede dejar de comer o no se puede controlar lo que se ingiere o la cantidad
de lo que se ingiere).
B. Los episodios de atracones se asocian a
tres (o más) de los hechos siguientes: 1. Comer mucho más rápidamente de lo
normal.
2. Comer hasta sentirse desagradablemente
lleno.
3. Comer grandes cantidades de alimentos
cuando no se siente hambre físicamente.
4. Comer solo, debido a la vergüenza que se
siente por la cantidad que se ingiere.
5. Sentirse luego a disgusto con uno mismo,
deprimido o muy avergonzado.
C. Malestar intenso respecto a los atracones.
D. Los atracones se producen, de promedio, al
menos una vez a la semana durante tres meses.
E. El atracón no se asocia a
la presencia recurrente de un comportamiento compensatorio inapropiado, como en
la bulimia nerviosa, y no se produce exclusivamente en el curso de la bulimia
nerviosa o anorexia nerviosa.
Especificar
si:
En remisión parcial:
Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para el
trastorno de atracones, los atracones se producen con una frecuencia media
inferior a un episodio semanal durante un período continuado. En remisión
total: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para el
trastorno de atracones, no se ha cumplido ninguno de los criterios durante un
período continuado.
Especificar
la gravedad actual:
La gravedad mínima se basa en
la frecuencia de los episodios de atracones (véase a continuación). La gravedad
puede aumentar para reflejar otros síntomas y el grado de discapacidad
funcional.
Leve: 1-3 atracones a la semana.
Moderado: 4-7 atracones a la semana
Grave: 8-13 atracones a la semana.
Extremo: 14 o más atracones a la semana
se sabe poco de los factores
implicados en el desarrollo del problema. Parece haber un patrón familiar que sugeriría
la in fluencia de factores genéticos. El trastorno suele aparecer en la
adolescencia o al inicio de la edad adulta, aunque los pacientes que acuden a
consulta suelen tener una edad superior a los afectados por anorexia o bulimia
nerviosas.
La restricción alimentaria suele seguir al
desarrollo del trastorno de atracones, a diferencia de la bulimia nerviosa, en
la que la restricción suele preceder al inicio de la misma. Las tasas de
remisión del trastorno de atracones, tanto debidas a la respuesta al
tratamiento como a remisiones naturales, suelen ser mayores que en la anorexia
y la bulimia nerviosa. Por el timo, la migración de este trastorno a otros
trastornos alimentarios no es común.
El trastorno de atracones
implica un deterioro en la calidad y la satisfacción con la vida, así como
problemas de adaptación social, mayor mortalidad y morbilidad, mayor riesgo de
desarrollo de obesidad y mayor utilización de recursos sanitarios. Este
trastorno presenta comorbilidad con el trastorno bipolar, los trastornos
depresivos, los trastornos de ansiedad y, en menor medida, con los trastornos
relacionados con el consumo de sustancias. Es importante señalar que la
comorbilidad psiquiátrica está relacionada con la gravedad del trastorno y no
con el grado de obesidad.
5.4.
Trastorno de la conducta alimentaria no especificada.
Los TCA constituyen un grupo
de trastornos mentales caracterizados por una conducta alterada ante la ingesta
alimentaria y/o la aparición de comportamientos encaminados a controlar el
peso. Esta alteración ocasiona problemas físicos y del funcionamiento psicosocial.
Los TCA son enfermedades que tienen como
características principales un comportamiento distorsionado de la alimentación
y una extrema preocupación por la autoimagen y el peso corporal. Los
principales representantes de este grupo son la anorexia nerviosa (AN), la
bulimia nerviosa (BN) y el TCA no especificado, donde se incluye el trastorno
por atracón.
Las nuevas tendencias en la
moda y los nuevos estándares en el aspecto físico y los patrones de
alimentación se señalan como los posibles disparadores del aumento en la
frecuencia de dichos trastornos.
Los TCA son enfermedades
psicosomáticas graves, de etiología multifactorial, que solo pueden entenderse
por la interacción de muy diversos factores psicológicos y fisiológicos que
interactúan entre sí. Los factores socioculturales ocupan un papel etiológico
esencial y tanto la insatisfacción corporal como el anhelo de delgadez son
características necesarias para la aparición de un TCA.
La categoría trastorno de la
conducta alimentaria no especificada se refiere a los trastornos de la conducta
alimentaria que no cumplen los criterios para ningún trastorno de la conducta
alimentaria específica. Algunos ejemplos son:
1. En mujeres se cumplen todos
los criterios diagnósticos para la anorexia nerviosa, pero las menstruaciones
son regulares.
2. Se cumplen todos los
criterios diagnósticos para la anorexia nerviosa excepto que, a pesar de
existir una pérdida de peso significativa, el peso del individuo se encuentra
dentro de los límites de la normalidad.
3. Se cumplen todos los
criterios diagnósticos para la bulimia nerviosa, con la excepción de que los
atracones y las conductas compensatorias inapropiadas aparecen menos de 2 veces
por semana o durante menos de 3 meses.
4. Empleo regular de conductas
compensatorias inapropiadas después de ingerir pequeñas cantidades de comida
por parte de un individuo de peso normal (p. ej., provocación del vómito
después de haber comido dos galletas).
5. Masticar y expulsar, pero
no tragar, cantidades importantes de comida.
6. Trastorno por atracón: se
caracteriza por atracones recurrentes en ausencia de la conducta compensatoria
inapropiada típica de la bulimia nerviosa
Los TCA no especificados
suelen ser cuadros de AN O BN incompletos, ya sea por su inicio o porque están
en vías de resolución. Por lo tanto, en ellos veremos síntomas similares, pero
sin llegar a configurar un cuadro completo, aunque no por ello menos grave.
Dentro de este grupo de trastornos, se
incluyen trastornos tales como el empleo habitual de conductas compensatorias
inapropiadas (después de ingerir pequeñas cantidades de alimento, masticarlas y
expulsar la comida) y episodios compulsivos y recurrentes de ingesta, pero sin
conductas compensatorias.
El trastorno por atracón es
una entidad en fase de estudio para poder determinar si nos hallamos ante un
trastorno diferente al resto de los TCA no especificados o simplemente ante una
forma leve de BN. La diferencia principal con la BN es la ausencia de
mecanismos compensatorios de los atracones, por lo que con el tiempo el
paciente se encamina inexorablemente hacia un problema de sobrepeso u obesidad.
El trastorno por atracón, o también llamado
comer demasiado compulsivamente, se trata de una tercera categoría que fue
establecida en el DSMIV para delimitar los TCA no definidos específicamente
como AN y BN.
El trastorno por atracón o
“binge eating disorder” (BED) aparece en un 30% de los pacientes que están en
programas para perder peso y en un 2-5% en la población general Es más común en
mujeres con sobrepeso que son más jóvenes que las obesas sin BED y mayores que
las pacientes con BN.
TRATAMIENTO
Una vez hecho el diagnóstico
la elección del tratamiento dependerá de las características de la persona que
lo padece, su gravedad y tipo de enfermedad. Los TCA son enfermedades complejas
con un curso crónico. Suelen requerir tratamiento a largo plazo, con un
promedio de 5-6 años.
La intervención temprana es esencial, para
evitar daños físicos permanentes causados por la enfermedad durante las etapas
del crecimiento y desarrollo. Por la complejidad de su manejo, el tratamiento
debe ser cuidadosamente coordinado por un grupo multidisciplinario que, de
acuerdo a cada caso y a la disponibilidad, podría incluir al médico,
psiquiatra, psicólogo, trabajador social y nutricionista. Hay casos que
requieren la evaluación del ginecólogo, del endocrinólogo y del
gastroenterólogo, entre otros. La meta principal del tratamiento debe ser
promover un estado de vida saludable:
·
Restaurar el peso apropiado de acuerdo al
índice de masa corporal y el metabolismo normal del cuerpo
·
Normalizar los patones de alimentación y
revertir el proceso de inanición
·
Tratar cualquier complicación médica resultante
·
Eliminar conductas compensatorias mal
adaptativa
El tratamiento de los TCA debe
abordar la nutrición (realimentación, educación, obtención y mantenimiento de
un peso adecuado), las posibles complicaciones médicas, así como los aspectos
psiquiátricos del paciente y de su familia. La persona enferma debe de
responsabilizarse de su peso y su alimentación. En algunos casos se debe usar
medicación para la prevención de recaídas.
Los antidepresivos son los más utilizados,
siendo la Fluoxetina la que tiene mayor evidencia dentro del tratamiento de los
TCA. Se puede utilizar ansiolíticos de la familia de los benzodiacepinas, para
tratar síntomas de ansiedad o como hipnótico. Así como también se pueden
emplear estabilizadores del ánimo por su efecto ansiolítico y su eficacia en la
impulsividad. Dentro del tratamiento se incluye la psicoterapia que puede ser
individual y/o grupal.
PREVENCIÓN
En lo que se refiere a la prevención primaria,
se actúa sobre los factores de riesgo, las principales estrategias son de carácter
educativo y se han centrado básicamente en los siguientes aspectos:
• Información a la población general y en
particular a la población de riesgo
• Identificación de grupos de riesgo
• Actuaciones dirigidas a modificar aquellas
conductas que podrían favorecer el comienzo de la enfermedad, en particular en
relación con la dieta
• Intervenciones sobre los estereotipos
culturales, adelgazamiento y belleza
FACTORES
DE RIESGO
En estudios realizados se describe que la
ansiedad-rasgo, dificultad para identificar y expresar las emociones, baja
autoestima, actitud negativa hacia la expresión emocional, percepción negativa
de las emociones, influencia de la alimentación, peso y figura corporal en el
estado de ánimo, necesidad de control y determinadas formas de regular las
emociones, pueden ser consideradas factores de riesgo de los TCA.
Las variables que sobre todo alertan sobre un
mayor riesgo de desarrollar un TCA son la influencia de la alimentación, el
peso y la figura corporal en el estado de ánimo, la baja autoestima y las
variables de afrontamiento denominadas expresión emocional y acción impulsiva.
CONCLUSIÓN
Los TCA y su relación con la
actual sociedad de consumo, conforman uno de los más importantes ejemplos de la
existencia de fricciones entre distintos intereses sociales: la salud, la
belleza y los intereses productivos y publicitarios. Es en la infancia, a
través de la educación donde se puede afrontar el reto de educar en el consumo
consciente y responsable del individuo. En muchos casos, los TCA son
desarrollados por personas que imitan los patrones estéticos imperantes en la
sociedad de consumo. Los TCA requieren un cuidadoso tratamiento
multidisciplinario, que debe empezarse lo antes posible para evitar
consecuencias futuras en el desarrollo. Cada plan de tratamiento debe ser
individualizado. Existe unanimidad respecto al papel de la prevención como un
pilar fundamental en el abordaje de la problemática de los TCA.
5.5.
Trastornos de la ingestión y de la conducta alimentaria de la infancia o la
niñez
Los Trastornos de la Ingestión
Alimentaria de la Infancia o la niñez (TIAI) son de común presentación en las
consultas de profesionales de la salud. Sin embargo, a menudo son confundidos
con los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), Anorexia Nerviosa y
Bulimia Nervosa, aunque estos permanecen como entidades diagnósticas separadas
tanto en el DSM-IV-TR como en el ICD-10.
En comparación con los TCA y con otros
trastornos del comportamiento infanto-juvenil, los TIAI están escasamente investigados.
Los términos utilizados para su descripción, la diversidad en la prevalencia, y
las dificultades en la clasificación, afectan la identificación de estos
problemas en la práctica clínica.
l consenso actual es que los
TIAI emergen de una combinación de factores de carácter médico, fisiológico,
social, ambiental y socio-familiar que forman un entramado muy complejo.
La literatura también
establece que los TIAI pueden ser explicados y entendidos desde la teoría del
aprendizaje. Conceptos como el condicionamiento clásico y operante ayudan a
definir específicamente el acto de 'comer' como un comportamiento que incluye
una interacción con el entorno y dentro del tradicional esquema de
antecedentes-conducta-consecuentes (ABC serian sus siglas en ingles).
Un ejemplo de cómo las
etiologías biológicas y conductuales interactúan para el desarrollo y el
mantenimiento de estos problemas lo encontramos en niños que padecen reflujo
gastroesofágico (RGE). Esta condición se diagnostica cuando el esfínter
esofágico inferior (EEI) no se cierra adecuadamente o permanece abierto
permitiendo que los contenidos del estómago asciendan hacia el esófago.
Este problema produce una regurgitación de los
alimentos ingeridos y de los ácidos del estómago causando una sensación de quemazón
en el pecho o en la garganta y un dolor epigástrico.
Un niño con este problema
médico sufre dolor físico asociado a la ingestión de alimentos. Esta asociación
(alimento/dolor) es aprendida a través de condicionamientos clásicos y
operantes, que resulta muy resistente al cambio, Además, como la náusea juega
un papel crucial en la adquisición del gusto este problema impacta en el
desarrollo del gusto, limitando la variedad de alimentos que acepta el niño.
Como resultado de la asociación entre comer y dolor el niño puede desarrollar
conductas para evitar la ingestión de alimentos, por ejemplo, pelearse con la
cuchara cuando se le ofrece comida, dar patadas a la mesa etc, que pueden ser
reforzadas por el éxito obtenido en evitar la comida. En un estudio realizado
por Kerwin (2004) se encontró que RGE había sido diagnosticada en el 56 % de
los niños que presentaban TIAI de carácter severo.
Conductas
problemáticas a la hora de las comidas
Las conductas negativas y
problemáticas a la hora de las comidas pueden surgir tanto si el niño ingiere
la comida de forma oral como si lo hace a través de sondas nasogástricas
Crist, Nappier & Phillips
(2001) encontraron que la mayoría de los padres (51%) de su estudio informaron
de que sus niños exhibían conductas problemáticas como, por ejemplo, levantarse
de la mesa sin consentimiento y antes de terminar la comida, rechazar la comida
cuando está en la mesa, pero reclamar alimentos cuando todos han terminado,
pataletas a la hora de las comidas etc. Además, el 21% de estos padres indicó
que sus hijos presentaban cuatro o más de estos comportamientos problemáticos y
oposicionales. Las diferencias en los patrones de comportamiento a la hora de
las comidas entre los niños con TIAI y sin ella depende en la función, la
intensidad y la frecuencia del comportamiento problemático.
Burklow y colegas (1998)
estudiaron los factores comórbidos relacionados con los TIAI y encontraron que
los 'problemas de conducta a la hora de las comidas' era el factor que se
asociaba más frecuentemente a estos trastornos (85%) incluso con más frecuencia
que los problemas neurológicos (73%), las deficiencias estructurales (57%), los
problemas cardio-respiratorios (7%) o las disfunciones metabólicas (5%). Estos
autores encontraron que la mayoría (80%) de los niños de su estudio, que
incluía 103 participantes, exhibían conductas difíciles y desafiantes asociadas
con las comidas y esto era concomitante con su trastorno alimentario.
Estas cifras encajan con los resultados de un
estudio reciente en una clínica de TIAI donde el escrutinio inicial reveló que
el 74% de los niños allí atendidos exhibía conductas negativas asociadas a la
ingestión de alimentos con una gran elevada frecuencia e intensidad, aunque
este aspecto sólo había sido mencionado en un 6% de los informes de otros
profesionales de la salud que habían derivado los casos
Diagnóstico y tratamiento
multiprofesional
El origen y el carácter
multifactorial de los TIAI conlleva la necesidad de incluir la presencia de
equipos multidisciplinarios para establecer su diagnóstico y tratamiento
Equipo
para la valoración clínica
El diagnóstico y tratamiento
de estos trastornos es un proceso complejo que ha de incluir la evaluación de
varios profesionales de la salud, cada uno desempeñando un papel específico.
Los pediatras valoran de forma
objetiva el crecimiento del niño con una completa exploración clínica y
antropométrica. Los recientes avances tecnológicos ofrecen modelos sofisticados
para el estudio de la composición corporal y los índices de masa corporal.
McCarthy, Cole, y Fry (2006) publicaron las primeras curvas pediátricas que
incluían los percentiles de masa corporal. Esto ha permitido comparar las
medidas de crecimiento de un niño con su población de referencia. Una de las
tareas de los pediatras (y en algunos países de los dietólogos y expertos en
nutrición) consiste en vigilar la nutrición y el desarrollo infanto-juvenil.
Ellos son los encargados de evaluar el estado nutricional del niño
identificando patologías debidas a carencias nutricionales. Los requerimientos
nutricionales se definen como la cantidad de energía y nutrientes que se
necesitan para mantener el crecimiento, la salud y un determinado nivel de
actividad física. Algunos niños precisan de nutrición enteral y parenteral, que
incluye la administración de suplementos alimentarios y la alimentación
proporcionada a través de sondas nasogástricas o tubos percutáneos.
En algunos países los
especialistas en gastroenterología son los encargados de evaluar las
condiciones del aparato digestivo infantil, así como la exploración del proceso
de deglución en el niño para confirmar la ausencia o presencia de complicaciones
médico-fisiológicas o estructurales. Los terapeutas del lenguaje y/o los
logopedas evalúan las habilidades oromotoras y los psicólogos tienen la tarea
de evaluar el desarrollo cognitivo y emocional del niño, su comportamiento a la
hora de las comidas, la interacción entre éste y sus padres o los adultos
responsables de su crianza, así como la labor de identificar la presencia de
posibles problemas de salud mental en la familia. Algunos niños y/o sus
familias pueden también presentar trastornos graves de salud mental asociados
que requerirán la intervención del especialista en psiquiatría infantil.
Evaluación
y tratamiento
La etiología de los TIAI es
multi-compleja por lo que necesita un modelo bio-psicosocial para su evaluación
y tratamiento. El tratamiento de estos niños incluye el entrenamiento de padres
en el manejo de comportamientos problemáticos infantiles exhibidos a la hora de
las comidas. Los tratamientos pueden ser realizados a nivel hospitalario
Estrategias
empleadas por los padres
Cuando los niños empiezan a
imitar a los padres y quieren comer de forma más independiente en la mesa
familiar, el conflicto, entre lo que el niño quiere comer y lo que los padres
consideran que debe consumir, emerge. Este conflicto 'natural' unido a las
estrategias que los padres empleen para solucionarlo va a tener un impacto en
cómo el niño acepta los alimentos y en el desarrollo de este aspecto en el
futuro. El tratamiento inadecuado de los problemas del comportamiento a la hora
de las comidas unido a problemas menores que el niño esté ya presentando, por
ejemplo, el tener cierta sensibilidad a la temperatura de los alimentos etc.,
puede conducir a situaciones de alto nivel de estrés respecto a la ingestión de
alimentos
Muchos autores coinciden en
que las estrategias usadas por algunos padres en su intento desesperado para
hacer que sus hijos coman, pueden exacerbar los pequeños problemas de
alimentación ya existentes, hasta convertir la hora de las comidas en una
experiencia negativa. Los alimentos mientras que la restricción aparecía
conectada con una mayor consumición de productos restringidos.
Intervención
de carácter conductual
Varios estudios han demostrado
que los tratamientos que están basados en los principios del condicionamiento
operante son efectivos para conseguir que los niños con TIAI aumenten el
consumo de alimentos. Por ejemplo, las modificaciones de la conducta supusieron
la proporción más elevada (76%) de intervención entre los estudios revisados
por Kerwin (1999). En estos estudios, la intervención conductual incluye el
disminuir los comportamientos negativos que mantienen el problema alimentario;
incrementar la variedad y la cantidad de comida que consumían; disminuir su
aversión a las comidas; progresar de sus dietas de carácter limitado; ingerir
diferentes texturas y superar el rechazo generalizado a los alimentos.
Estas intervenciones
psicológicas que tienen como objetivo el modificar el comportamiento se pueden
aplicar de forma aislada o unidas a otros componentes de tratamiento
Varios investigadores han
abogado por el estudio de las características funcionales de los TCAI con el
ánimo de desarrollar intervenciones de carácter 'funcional-conductual'. Desde
esta perspectiva, estudios recientes han aplicado la metodología del análisis
funcional (AF) de la conducta al área de los TIAI
El AF es una evaluación
clínica usada para identificar aquellos reforzadores ambientales que estén
manteniendo el comportamiento inadecuado infantil a la hora de las comidas
También hay evidencia
científica respecto a la eficacia del empleo de técnicas de modificación del
comportamiento, tales como el uso de reforzadores sociales y modelaje
(modelling), para enseñar por ejemplo a usar la cubertería para comer
Otras técnicas tales como el
uso de mini-comidas e instrucciones grupales también se han empleado para
apoyar el aprendizaje de comer de forma independiente.
Los TIAI, a pesar de ser de
presentación común y de estar clasificados separadamente de los TCA, no han
sido investigados tan frecuentemente como estos últimos. Esto se puede explicar
por la terminología que se utilizar para definir estos trastornos, las
conflictivas figuras de prevalencia y los sistemas de clasificación utilizados.
La etiología de estos
trastornos, así como el tratamiento debe de ser multi-profesional donde se
incluya la teoría del aprendizaje social que podría explicar el mantenimiento
de algunos los TIAI. Según esta perspectiva, las condiciones de las relaciones
interpersonales, a la hora de las comidas actuarían como factores contribuyentes
o de mantenimiento de los TIAI. Intervenciones y tratamientos aplicados desde
esta perspectiva están aportando evidencia empírica de su eficacia para
combatir estos trastornos. Los estudios de investigación que siguen este
enfoque han contribuido a esclarecer el papel que los factores ambientales
tienen en el mantenimiento de estos trastornos
5.5.1.
Pica.
La pica se asocia
frecuentemente a retraso mental. Aunque en algunos casos se observan déficit de
vitaminas o minerales, habitualmente no se hallan anormalidades biológicas
específicas. A veces la pica sólo llega a la consulta clínica cuando el sujeto
experimenta alguna de las distintas complicaciones médicas que pueden resultar
(p. ej., envenenamiento por plomo a consecuencia de ingerir pintura o yeso pintado,
problemas mecánicos intestinales, obstrucción intestinal a consecuencia de
tumoraciones producidas por bolas de cabello, perforación intestinal o
infecciones como toxoplasmosis o toxocariasis a consecuencia de ingerir heces o
basura). La pobreza, el abandono, la ausencia de supervisión por parte de los
padres y el retraso del desarrollo aumentan el riesgo de adquirir este
trastorno.
Síntomas dependientes de la
cultura, la edad y el sexo
En algunas culturas la
ingestión de cieno o de otras sustancias aparentemente no nutritivas es considerada
positivamente. La pica suele ser más frecuente en niños pequeños y
ocasionalmente en mujeres embarazadas.
Prevalencia
Son muy escasos los datos
epidemiológicos sobre la pica. El trastorno no suele diagnosticarse, pero no es
raro entre niños preescolares. En sujetos con retraso mental la prevalencia del
trastorno parece aumentar con la gravedad del retraso.
Curso
La pica puede tener su inicio
en la infancia. En muchos casos, el trastorno probablemente persiste durante
varios meses y a continuación remite. Ocasionalmente, puede prolongarse hasta
la adolescencia o, con menos frecuencia, hasta la edad adulta. En sujetos con
retraso mental el comportamiento en cuestión puede disminuir durante la vida
adulta.
Diagnóstico diferencial
Aproximadamente antes de los
18-24 meses de edad, es relativamente frecuente la masticación y a veces la
ingestión de sustancias no nutritivas, lo que no implica la presencia de pica.
Sólo se diagnostica la pica cuando el comportamiento es realmente persistente
(esto es, permanece por lo menos durante 1 mes) y resulta inapropiado dado el
nivel de desarrollo del sujeto.
5.5.2.
Rumiación
La característica esencial del
trastorno de rumiación es la regurgitación y nueva masticación repetidas de
alimento que lleva a cabo un niño tras un período de funcionamiento normal y
que dura por lo menos 1 mes (Criterio A). Hacen su aparición en la boca
alimentos parcialmente digeridos sin que aparentemente se asocien a ello
náuseas, arcadas, disgusto o alguna enfermedad gastrointestinal. Entonces, el
alimento es arrojado de la boca o, más frecuentemente, masticado y vuelto a
deglutir.
Los síntomas no se deben a una
enfermedad gastrointestinal asociada ni a otra enfermedad médica (p. ej.,
síndrome de Sandifer, reflujo esofágico) (Criterio B) y no aparece
exclusivamente en el transcurso de una anorexia nerviosa o una bulimia
nerviosa. Si los síntomas aparecen exclusivamente en el transcurso de un
retraso mental o de un trastorno generalizado del desarrollo, deben ser de
suficiente gravedad como para merecer atención clínica independiente (Criterio
C).
El trastorno se observa con mayor frecuencia
en niños pequeños, pero puede verse en sujetos de más edad, particularmente con
retraso mental. Los niños afectos de este trastorno asumen una postura
característica, estirando y arqueando la espalda con la cabeza colgando hacia atrás,
producen movimientos de succión con la lengua y dan la impresión de
experimentar satisfacción con tal actividad.
Síntomas y trastornos
asociados
Los niños con trastorno de
rumiación se muestran generalmente irritables y hambrientos entre los episodios
De regurgitación. Aunque el niño parece estar hambriento e ingiere grandes
cantidades de alimento, puede haber malnutrición, porque la regurgitación tiene
lugar inmediatamente después de la ingestión alimentaria. Puede haber pérdida
de peso, ausencia de los aumentos ponderales esperados e incluso la muerte (se
han descrito tasas de mortalidad hasta de un 25 %). La malnutrición parece ser
menos frecuente en los niños mayores y los adultos, quienes pueden manifestar el
trastorno de modo continuo o episódico. Ciertos problemas psicosociales, como
falta de estimulación, abandono, situaciones vitales estresantes y problemas en
las relaciones padres-niño, pueden constituir otros tantos factores
predisponentes. Si el cuidador llega a desanimarse y a inhibirse a causa de
unas experiencias alimentarias infructuosas o del desagradable olor del
material regurgitado, puede producirse una estimulación insuficiente del niño.
En algunos casos aparecen también un trastorno de la ingestión alimentaria de
la infancia o de la niñez. En niños mayores y en adultos el retraso mental
constituye un factor predisponente.
Prevalencia
El trastorno de rumiación es
muy poco frecuente y se observa más a menudo en varones que en mujeres.
Curso
El inicio de un trastorno de
rumiación puede aparecer en el contexto de ciertos retrasos del desarrollo. La
edad de inicio se sitúa entre los 3 y los 12 meses de edad, excepto en sujetos
con retraso mental, en quienes el trastorno se puede iniciar en estadios del
desarrollo algo posteriores.
En los niños el trastorno
suele remitir espontáneamente. Sin embargo, en algunos casos graves el curso es
continuo.
.
5.6.
Sobrepeso
El Sobrepeso, es un estado
premórbido de la obesidad y al igual que ésta se caracteriza por un aumento del
peso corporal y se acompaña a una acumulación de grasa en el cuerpo, esto se
produce por un desequilibrio entre la cantidad de calorías que se consumen en
la dieta y la cantidad de energía (en forma de calorías) que se gasta durante
las actividades físicas.
Se ha sugerido que el
porcentaje de grasa acumulado en el cuerpo, es un indicador del riesgo de
enfermedades cardiovasculares por lo que cada vez más frecuentemente se emplean
el índice cintura/cadera (ICC) y el contorno de la cintura.
Antiguamente el sobrepeso se
determinaba mediante el índice Broca. Primero se calculaba el peso ideal de una
persona según su estatura. A partir de la diferencia entre el peso real y el
peso ideal se diagnosticaba el sobrepeso o la falta de peso.
También se ha definido el
sobrepeso como un peso de 10 a 20% mayor a la estatura en centímetros.
Considerando como un peso ideal, un peso menor del 10% en hombres y de 15% en
mujeres en relación con la estatura.
Sin embargo, el peso corporal
de una persona depende de su masa en grasa, masa ósea, peso en músculo y peso
en agua, por lo que lo más recomendable es acudir a un médico
especializado en nutrición que
le indique su estado de salud respecto al peso.
El sobrepeso no es una
enfermedad, pero es una condición que predispone al desarrollo de enfermedades
tales como diabetes, presión elevada (hipertensión), elevación de grasas en
sangre (dislipidemias), infartos, embolias, algunos tipos de cáncer y favorece
la muerte prematura.
Actualmente, de acuerdo a los
nutriólogos, el método más fiable para valorar los riesgos que provoca el
sobrepeso en la salud es medir el contorno de la cintura. Algunos estudios han asociado
que la grasa acumulada en la zona abdominal está directamente relacionada con
las enfermedades cardiovasculares.
En México, se recomienda
mantener una circunferencia de la cintura menor de 80 cm en la mujer y menor de
94 cm en el hombre.
Niveles por arriba de estos
parámetros se asociación con un mayor riesgo de desarrollar las enfermedades
indicadas previamente. Algunas causas del sobrepeso son; Los factores genéticos
y las alteraciones del metabolismo
Una excesiva e incorrecta alimentación asociada
a la falta de ejercicio (escaso gasto de energía)
Los trastornos en la conducta
alimentaria (ansiedad)
Metabolismo demasiado lento
La mayoría de los casos de
sobrepeso se localiza en los países industrializados, donde la alimentación es
abundante y la mayor parte de la población realiza trabajos que no requieren un
gran esfuerzo físico.
SIGNOS
DE SOBREPESO
·
Por lo general, el aumento de peso sucede a
través del tiempo y la mayoría de las personas saben cuándo han aumentado de
peso. Algunos de los signos de sobrepeso u obesidad son:
·
La ropa queda apretada y se empiezan a usar
tallas más grandes
·
La báscula muestra que ha habido un aumento de
peso
·
Hay exceso de grasa en la cintura
·
El índice de masa corporal y la circunferencia
de cintura son más altos que lo normal
·
Actividades cotidianas como subir escaleras o
abrocharse los zapatos comienzan a realizarse con lentitud o dificultad
DIAGNÓSTICO
La forma más común de
averiguar si usted tiene sobrepeso o tiene obesidad es calcular su índice de
masa corporal (IMC). Éste se calcula a partir de la estatura y el peso (peso en
kilogramos/estatura en
metros elevados al cuadrado)
(IMC=Kg/m2). La existencia de un índice de masa corporal (IMC) mayor de 25 y
menor de 27, en población adulta y un IMC mayor de 23 y menor de 25, en
población adulta de talla baja, orientan en el diagnóstico de sobrepeso.
De acuerdo a la Organización
Mundial de la Salud, se considera que un individuo tiene sobrepeso cuando su
índice de masa corporal (IMC) se encuentra entre 25kg/m2 y 29,9kg/m2.
El IMC es un cálculo
aproximado de la grasa corporal y es un buen indicador del riesgo que usted
corre de sufrir enfermedades que se presentan cuando hay más grasa corporal.
Cuanto más alto sea el IMC, más alto será su riesgo de enfermedad.
Otra definición involucra el peso en una
persona en más del 20% de su peso ideal.
En los niños se establece a
partir del percentil (valor que divide un conjunto ordenado de datos
estadísticos de forma que un porcentaje de tales datos sea inferior a dicho
valor) 85 de índice de Masa Corporal (IMC) y la Obesidad a partir del percentil
95.
TRATAMIENTO
El tratamiento es
multidisciplinario con la intervención de un nutriólogo(a), un psicólogo(a),
incluso de un médico especialista en endocrinología.
PREVENCIÓN
La mejor manera de prevenir un
incremento de peso es ingerir una dieta balanceada, de acuerdo a la edad y
actividad física, además de realizar ejercicio cotidianamente.
5.7.
Obesidad, Megarexia
La megarexia es un trastorno
opuesto a la anorexia nerviosa. Descubierto y denominado «megarexia» por el Dr.
Jaime Brugos (PhD), en su libro Dieta isoproteica (editado en 1992) y ampliado
en su libro Isodieta (en 2009). Suelen ser personas obesas que se miran al
espejo y no lo perciben; por eso no hacen ninguna dieta; por eso se atiborran
de comida basura (calorías vacías). Ellos se perciben sanos.
Son en cierta forma, personas obesas que se
ven delgadas a causa de la distorsión de la percepción que caracteriza a los
trastornos alimentarios, cuando la desnutrición que padecen (son obesos
desnutridos por falta de nutrientes esenciales en su alimentación), llega a
afectar a su cerebro, momento en el que, como sucede con la anorexia, su
trastorno alimentario se convierte en una grave enfermedad.
Ellos consideran que el exceso
de peso es sinónimo de fuerza y vitalidad. Comen de todo y en cantidades
abismales, pero muy pocos "nutrientes esenciales" y una altísima
proporción de azúcares, féculas, almidones, etc. Comida basura, dulces,
frituras, alimentos grasos, postres, etc. son algunos de los platos principales
en la dieta de los megaréxicos (de los que padecen megarexia, megarexia no es
la persona, es su enfermedad)
Características.
Las personas que sufren de megarexia tienden a
padecer de obesidad y no se someten a ningún tipo de régimen alimenticio.
Debida a la distorsión de su esquema corporal, característica de los trastornos
alimentarios, cuando se miran al espejo no perciben la obesidad, al contrario,
se ven a sí mismos como personas sanas y delgadas, y no son capaces de valorar
el alcance de su problema. Llevaran hábitos de vida insaludables. Estas
personas consumirán grandes cantidades de comidas basuras que contienen muchas
"calorías vacías", lo que conlleva a medio plazo al padecimiento de
síntomas de desnutrición debido a la carencia de nutrientes esenciales, tales
como vitaminas, minerales y aminoácidos, y provocar diversas condiciones
patológicas secundarias como la anemia.
Este déficit de nutrientes altera la
bioquímica del cerebro, al igual que ocurre en la anorexia, por lo que la
megarexia puede convertirse en una grave enfermedad.
Además, estas personas consideran que el
exceso de peso es sinónimo de salud y vitalidad por lo que no restringirán
ningún tipo de alimento, y consumirán grandes cantidades de comidas chatarras
refinada en forma de alimentos hipercalóricos, ricos en azúcares simples,
grasas saturadas, persona, es su enfermedad). féculas, almidones y aditivos
alimentarios; tales como dulces, bollería industrial, frituras, postres, frutos
secos, comida rápida (hamburguesas, pizza, patatas fritas, comida precocinada,
etc.), serán algunos de los platos principales en la dieta de los megaréxicos.
Por lo general los megaréxicos
son inconscientes de su enfermedad. Evitan fotografiarse a sí mismos e ir de
compras a tiendas de ropas para seguir negando la realidad. Esta dinámica de
autonegación puede resultar en conductas hostiles hacia ellos mismos y los
demás.
Tratamiento
de la megarexia.
Como ocurre con el resto de
los trastornos alimentarios, que tienen un origen psicológico, para poder hacer
frente a la megarexia es necesario que el paciente reconozca que tiene un
problema. Pero, como en el caso de los anoréxicos, la imagen que refleja el
espejo, y que no coincide con la percepción que tienen de su propio cuerpo, no
les hace cambiar de opinión, por lo que es necesario que su familia les ayude a
ver la realidad, y normalmente necesitarán ayuda de un profesional médico
(médico de familia, psicólogo…) que les oriente sobre el trastorno que padecen,
y de un especialista en nutrición que determine las pautas de una buena
alimentación para que empiecen a perder peso mejorando al mismo tiempo su
deteriorado estado nutricional.
El nutricionista Jaime Brugos, que creó el
término 'megarexia' para definir a los obesos que se ven delgados y sanos, ha
escrito varios libros que exponen sus teorías sobre lo que debe ser una dieta
sana, que ayude a adelgazar a aquellos que lo necesitan, pero de una forma
saludable y revitalizadora. Brugos considera que para adelgazar no hay que
comer poco, sino escoger alimentos nutritivos, porque las dietas hipocalóricas
debilitan el organismo, reducen la cantidad de masa muscular, y fomentan el
sedentarismo, además de provocar el conocido 'efecto yo-yo'(volver a engordar
rápidamente en cuanto no se sigue la dieta a rajatabla).
Para conseguir y mantener un peso adecuado,
este experto en nutrición recomienda repartir los alimentos en cinco o seis
tomas al día, convertir el desayuno en la comida más importante, no empezar a
comer menos sin consultar a un especialista porque podríamos restringir
nutrientes esenciales para el organismo, y reducir sobre todo la ingesta de
azúcares. También aconseja evitar los alimentos energéticos (como dulces o
carbohidratos) poco antes de acostarse, ya que durante el descanso nocturno no
seremos capaces de eliminar ese exceso de energía, que se acumulará en nuestro
organismo en forma de grasa.
5.7.1.
Vigorexia – Musculación, Ortorexia, Permarexia
El exceso de EF se puede
convertir en un problema que afecta la vida de las personas y su orientación
debe ser parte de la formación humana, especialmente de los profesores de
educación física y profesionales vinculados al área de la salud, pues se señala
que la adherencia a la práctica de actividades relacionadas con el
entrenamiento y ejercicio, podría ser un precipitante hacia la vigorexia (Vg),
la cual constituye un trastorno mental por insatisfacción de la imagen corporal
debido a la subestimación de la forma y el tamaño de cuerpo, como consecuencia
de la distorsión en la imagen del cuerpo experimentada por los afectados.
En el desarrollo de la Vg
pueden influir los modelos estéticos instaurados por la publicidad y los medios
de comunicación, los cuales han provocado una serie de
Algunas de las cuestiones que inciden
en el desarrollo de la Vg El comportamiento de una persona con Vg es provocado
por un modelo multicausal (multifactorial); es decir, un compendio de varios
factores, tanto individuales como sociales, que convergen y se fusionan hasta
desencadenar y favorecer el desarrollo de esta enfermedad. En ocasiones
predominarán los aspectos psicológicos y personales (tendencia genética),
mientras que en otros tendrán más peso las cuestiones sociales y estéticas.
De base, existe una distorsión
de la imagen corporal influida por el descontento corporal de otras personas,
lo que se debe al grado de interiorización del ideal de belleza, que se asocia
a baja autoestima y a un esquema perfeccionista. Se suman afectos negativos y
la presión de los medios de comunicación, lo que crea una ansiedad físico
social, que ocurre cuando un individuo espera o prevé que los demás lo están
evaluando negativamente por su apariencia física
Algunos elementos clínicos que
pueden ser observados en pacientes con Vg El cuerpo masculino ideal divulgado
en los anuncios de estética es el modelo denominado "fitness"
-mesomorfo, atlético y sin grasa-. Algunos rasgos comunes de este cuerpo son la
forma en «V» del torso (hombros y pecho desarrollados y más anchos que la
cintura); abdominales sin grasa y marcados; brazos fuertes con bíceps y tríceps
bien definidos y piernas bien formadas, fuertes y atléticas. Este modelo es
difícil de lograr por una persona con un biotipo convencional, que tenga que
dedicar una buena parte de su tiempo a estudiar o trabajar de forma eficiente,
para lograr obtener el resto de los objetivos trazados en su vida.
La falta de un consenso sobre su clasificación
dificulta su evaluación y comprensión, y la descripción que actualmente realiza
el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and
statistical manual of mental disorders) [DSM-5] continúa siendo insuficiente
Diferentes autores señalan que las personas
aquejadas de Vg, por regla general, presentan algunas de las siguientes
características clínicas, las cuales nos pueden sugerir su diagnóstico:
§ La Vg
es más prevalente en hombres. EN ocasiones las personas presentan trastornos
alimentarios previos o actuales. En general, tienen preferencia por la ingesta
de proteínas. La persona se ve delgada y débil (pequeña), pues padece una
enfermedad psicológica que radica en la alteración de su percepción somática
(distorsión de la imagen) acompañada o no de cuadros depresivos y obsesivos.
Conducta fundamental: exceso de ejercicio con adicción al mismo, pues existe
una sobreestimación de los beneficios psicológicos y sociales de tener un
cuerpo musculado, autoexigencia para mejorar su atractivo, baja autoestima,
falta de juicio ante algunas situaciones.
§
Parece haber comorbilidad entre ciertos rasgos psicopatológicos de personalidad
(hipomanía, narcisismo y compulsividad) y la Vg. § Problemas de adaptación
social, lo que puede contribuir a comprometer directamente su salud.
§ Dolores y calambres
musculares, que pueden acompañarse o no de fatiga crónica con pérdida de
vitalidad.
§
Problemas de concentración.
§ Ritmo
cardíaco lento.
§
Desproporciones entre las partes corporales.
§ La
sobrecarga de peso en el gimnasio repercute negativamente en los huesos,
tendones, músculos y las articulaciones, sobre todo de los miembros inferiores,
con desgarros y esguinces.
§
Depresión o ansiedad, aislamiento, enajenación.
§
Deterioro de las relaciones sociales.
§
Afectación en el trabajo o estudio.
§
Amenorrea, ciclos anovulatorios en la mujer.
§
Reacciones secundarias como consecuencia del uso indiscriminado de sustancias
anabólicas.
En una investigación en la cual se evaluaron
diversos criterios de personas que acuden asiduamente a un gimnasio, la mayor
parte de los encuestados consideró que el aspecto físico de una persona influye
muy significativamente en la autoestima que esta tenga, así como en el éxito a
todos los niveles (personal, social, laboral) y en la Revista Cubana de
Medicina General Integral. En un 70 % de
los casos encuestados, la distorsión entre su realidad corporal y el ideal
somático estaba muy acentuada, lo que viene a corroborar que el principal
motivo que puede originar y desarrollar la Vg está presente en la mayor parte
de los usuarios que acuden asiduamente al gimnasio.
Estos criterios explican por
qué los vigoréxicos se someten a regímenes especiales de dieta, entrenamiento y
uso de sustancias que potencialmente pueden dañar su salud, aunque es necesario
señalar que en ocasiones no existe un profundo conocimiento - sobre todo en los
adolescentes y sus familias- del daño potencial al cual están sometidos con la
práctica desmedida de AF. Algunos aspectos sobre el uso de sustancias
anabólicas y de otro tipo en pacientes con Vg El uso de drogas para obtener un
mejor rendimiento deportivo y mejorar estéticamente la imagen a través de ganar
masa muscular, debe ser considerado ilícito; de hecho, puede dañar la salud de
las personas que las utilizan y es contraria a la ética en nuestra sociedad.
Los pacientes con Vg pueden
ser reacios a comenzar o sostener un tratamiento si sospechan el objetivo
terapéutico se relacionará con el abandono de la actividad física. Por lo
tanto, propone a los terapeutas hacer un análisis funcional de las
características del entrenamiento, la nutrición y de los temas en general
relacionados con el entrenamiento físico que no sean nocivos en sí mismos, para
poder orientar el tratamiento del paciente.En realidad, no se pretende retirar
el. ejercicio de la vida del paciente, pues si este se hace de forma adecuada,
constituirá una actividad sumamente benéfica.
Se describe que los
vigoréxicos presentan una adhesión estricta a dietas de alto contenido en
proteínas, baja en grasas y con una ingesta específica de calorías por día, lo
cual puede ser de riesgo para su salud; estas dietas deben ser modificadas por
otras más saludables.
El tratamiento de elección es la terapia
cognitiva-conductual o terapia racional emotiva. Adicionalmente, se propone el
uso de técnicas de terapia de aceptación y compromiso, lo que puede ayudar a
que la persona acepte su imagen corporal, acompañada o no del uso de medicación
antidepresiva que deberá ser puesta en marcha preferentemente por un equipo
multidisciplinario.
Dicho tratamiento debe ser llevado a cabo por
un psicólogo o psiquiatra, con cierta experiencia en el manejo de estos
cuadros, junto con el médico y enfermera de la familia que atiende a la persona
afectada. Algunos psicofármacos como la clomipramina y fluoxetina han sido
usados en el tratamiento de estos pacientes y se describe que esta última ha
mostrado un efecto benéfico a corto plazo.
También se han utilizado psicofármacos como el
escitalopram y la venlafaxina, con resultados variables. El cumplimiento de
estos enunciados resulta de vital importancia y define las posibilidades de
éxito en el trabajo con estos pacientes.
La vigorexia puede constituir una
psicopatología de importancia en el contexto de la atención que prestan los
médicos y enfermeras de la familia en nuestras áreas de salud. Ellos deben
conocer al menos los rudimentos más generales de este fenómeno para facilitar
la prevención y manejo más adecuado de esta situación de salud
5.7.2.
Diabulimia
El término
"diabulimia" trata de definir a un trastorno de la conducta que se
gesta en personas recién diagnosticadas de diabetes tipo 1, que precisa
tratamiento crónico con insulina. Uno de los signos comunes que preceden al
diagnóstico de la diabetes tipo 1 es la pérdida de peso a causa del
desequilibrio hormonal que acontece. La insulina es la hormona que en
condiciones de salud regula el metabolismo de los distintos nutrientes, en
particular el de los hidratos de carbono o azúcares.
Cuando el páncreas no secreta suficiente
insulina, las células no pueden obtener energía a partir de los azúcares de los
alimentos, y estos se eliminan por la orina, lo que conduce a un menor consumo
y aprovechamiento energético, con la consiguiente pérdida de peso. Tras el
diagnóstico de la enfermedad, se comienza la terapia con una dieta adecuada
combinada con insulina, y la persona va recuperando poco a poco el peso
perdido. Sucede que muchas personas comen más azúcares para evitar las temidas
hipoglucemias, bajadas bruscas de los niveles de glucosa en sangre (glucemia),
lo que, a la larga, conduce a exceso de peso.
Este nuevo fenómeno conocido como
"diabulimia" consiste en utilizar la condición de la disciplina
alimentaria y, sobre todo, del control de la insulina que exige la diabetes
para perder peso. Las personas afectadas reducen las dosis de insulina con el fin
de bajar de peso de manera intencionada. El organismo al no tener suficiente
insulina no puede aprovechar todos los azúcares, el aporte energético es menor
y, en consecuencia, se pierde peso. Es fácil comprender que los trastornos de
la conducta son especialmente peligrosos si se suman a una enfermedad crónica
como es la diabetes.
Sin insulina, aumentan los
niveles de glucosa en sangre. Cuando llegan a unos niveles muy elevados
(hiperglucemia) y se mantienen demasiado tiempo, se produce la cetoacidosis diabética,
en la que la sangre se vuelve demasiado ácida. Los ácidos de la sangre dañan
las células; esto puede conducir a una situación de coma, que puede llegar a
ser mortal. A la larga, el exceso de azúcares daña los vasos sanguíneos que
irrigan los nervios provocando neuropatías. Si el daño se produce en los vasos
sanguíneos de la retina se puede sufrir retinopatía diabética, que afecta a la
visión.
Aunque el término "diabulimia" puede
dar a entender que comparte conductas insanas con la bulimia nerviosa -comer
por atracón y luego purgarse para compensar el exceso de calorías ingeridas-,
se puede comprobar que los signos de identidad son totalmente distintos
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